11 jul 2015
1984- MARVEL FANFARE Nº 15 – Barry Windsor-Smith
Cuando Barry Smith decidió volver al mundo de las viñetas tras su largo hiato en el mundo de la ilustración y la pintura, lo hizo tanteando poco a poco el terreno del que tanto tiempo había estado alejado. Para ello, aceptó encargos menores que le permitieran familiarizarse de nuevo con la técnica narrativa propia del comic. Uno de ellos fue esta breve historia de diecinueve páginas publicada en el título genérico “Marvel Fanfare”.
Gran admirador de Kirby –a quien comenzó imitando en los inicios de su carrera-, recupera uno de los personajes icónicos del maestro, La Cosa, y, particularmente, su siempre tormentosa relación con su compañero de grupo, la Antorcha Humana. Desde los comienzos de Los Cuatro Fantásticos, Stan Lee y Jack Kirby utilizaron de forma recurrente gags en los que la Antorcha se entretenía atormentando al rocoso Ben Grimm con bromas pesadas, hasta el punto de hacerle perder el control. Era una forma de introducir un toque humorístico en las por lo demás épicas aventuras y, al mismo tiempo, humanizar a los personajes.
Smith recoge esa idea y la extiende para crear una historia ligera que no tiene demasiado contenido, pero que está narrada de forma sobresaliente. El Día de los Inocentes, la Cosa se ve sometida a un auténtico bombardeo de bromas de todo tipo, desde las más chuscas a las más sofisticadas, preparadas por un esquivo e infantil Johnny Storm que disfruta .
A primera vista podría pensarse que es un argumento demasiado tontorrón y superficial para un estilo tan sofisticado como el de Barry Smith. Y, sin embargo, funciona sorprendentemente bien. Smith despliega su inmenso talento para hacer de esta sencilla anécdota una lección de cómo dosificar el ritmo, dotar al protagonista de personalidad propia y dar a los fondos y detalles la entidad necesaria en cada momento. Así, vemos cómo la historia va deslizándose progresivamente hacia el caos conforme las bromas se hacen más y más complicadas (y pesadas); la Cosa tiene su propio lenguaje corporal –al levantarse, al caminar, al cepillarse los dientes, al reaccionar con sorpresa…- diferente al estándar marvelita; y Smith, famoso por su obsesivo amor al detalle y la floritura, aprende a contenerse, ofreciendo viñetas perfectamente dibujadas en las que no sobra ni falta nada.
El propio Smith debió disfrutar bastante con esta corta historia, porque por entonces declaró que estaba preparando una miniserie sobre el personaje que tendría un tono oscuramente humorístico, surrealista y adulto. Nada de aquello se concretó y el proyecto de La Cosa fue sólo uno de los varios en los que dijo haber trabajado pero que nunca llegaron a ver la luz.
En resumen, una historia pequeña realizada por uno de los grandes. Ligera y poco relevante, pero con un dibujo muy por encima de la media en cuanto a elegancia, técnica artística y habilidad narrativa.
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